La comunicación para el desarrollo se entiende como un proceso que usa el diálogo y la participación activa para impulsar mejoras en la vida de las personas y las comunidades. No se trata solo de informar, sino de crear espacios donde la gente pueda compartir ideas, organizarse y tomar decisiones en conjunto. Este tipo de comunicación busca generar cambios sociales, económicos, políticos y culturales, promoviendo la colaboración entre comunidades, organizaciones, instituciones y otros actores involucrados en el desarrollo (Gumucio-Dagron, 2001, p. 34). La clave está en que todos participen, se escuchen y trabajen juntos para transformar su realidad. Así, la comunicación se convierte en una herramienta que no impone soluciones, sino que acompaña a las personas en la búsqueda de respuestas desde su propio contexto, fomentando el respeto, la inclusión y el compromiso colectivo con el bienestar común.
Referencia bibliográfica:
Gumucio-Dagron, A. (2001). Comunicación para la salud: el reto de la participación. Agujero Negro, 1-6.
Referencia bibliográfica:
Gumucio-Dagron, A. (2001). Comunicación para la salud: el reto de la participación. Agujero Negro, 1-6.