1. ¿Te comerías los pulpos que vengan de estas granjas?
No comería pulpos criados en estas granjas. La forma en que los matan, usando agua muy fría, les causa mucho sufrimiento. Este sufrimiento no solo es cruel para los animales, sino que también afecta la calidad de la carne.
Cuando los pulpos pasan por tanto estrés antes de morir, su carne se vuelve oscura, dura y seca. Esto hace que el producto final sea de mala calidad, lo que no es bueno ni para quienes lo comen ni para quienes lo venden.
2. ¿Si tuvieras un negocio de venta de pulpos, venderías estos pulpos si te costaran la mitad de su precio normal?
No los vendería, aunque fueran más baratos. El método que usan para matar a los pulpos con agua fría no solo es cruel, sino que también hace que la carne sea de peor calidad.
Si vendiera este producto, mis clientes probablemente no estarían satisfechos con su sabor y textura. A la larga, esto dañaría la reputación de mi negocio y acabaría perdiendo dinero. No tiene sentido vender algo más barato si los clientes no lo quieren comprar por su baja calidad. Además, no me sentiría bien vendiendo productos que vienen de animales que han sufrido tanto.
3. ¿Crees que los pulpos que se cogen en la naturaleza se sacrifican de la misma manera que los que se obtienen de la granja, o es más cruel o menos cruel?
La forma de matar pulpos en la pesca tradicional es diferente a la de las granjas, aunque ambas pueden ser problemáticas. En la pesca, los métodos varían mucho según el lugar, y algunos pueden ser incluso más duros que los de las granjas.
Lo importante no es solo comparar qué método es peor, sino pensar en cómo podemos tratar mejor a estos animales tan inteligentes. Deberíamos buscar formas de matarlos que les causen el menor sufrimiento posible.
Tratar bien a los pulpos hasta el final de su vida no solo es lo correcto moralmente, sino que también nos da alimentos de mejor calidad y más seguros. Al final, la forma en que tratamos a los animales dice mucho sobre el tipo de sociedad que queremos ser.