El desarrollo es el proceso de transformación y crecimiento, económico, físico, mental, espiritual, que vivimos en niveles individuales y colectivos. Esto se aplica no solo al progreso económico, sino también a mejorar la calidad de vida de las personas y garantizar el acceso a la salud, la educación, las oportunidades y el bien. Lo que en las leyes se conoce como buen vivir.
Por ello el verdadero desarrollo pone en el centro al ser humano y busca un equilibrio con su entorno, para que el avance no destruya su actual aprendizaje y condiciones de vida presentes.
Además, el desarrollo no es una ruta recta o predecible más bien se puede sentir como un proceso no lineal que incluye cambios, conversión, evolución y ampliación.
Requiere adaptarse, aprender de los errores y reinventarse constantemente para ser siempre la mejor versión de nosotros. Y sobre todo, es un camino que se recorre juntos, con solidaridad empatía y muchas veces en cooperación.
Por ello el verdadero desarrollo pone en el centro al ser humano y busca un equilibrio con su entorno, para que el avance no destruya su actual aprendizaje y condiciones de vida presentes.
Además, el desarrollo no es una ruta recta o predecible más bien se puede sentir como un proceso no lineal que incluye cambios, conversión, evolución y ampliación.
Requiere adaptarse, aprender de los errores y reinventarse constantemente para ser siempre la mejor versión de nosotros. Y sobre todo, es un camino que se recorre juntos, con solidaridad empatía y muchas veces en cooperación.