Desde mi perspectiva, la investigación formativa que más me marcó fue la realizada en sexto semestre en Palora, un lugar pequeño pero vibrante en términos culturales. Durante nuestra visita, llevamos a cabo un intercambio de culturas con una institución educativa local. Como parte de esta experiencia, los estudiantes nos presentaron una danza shuar tradicional, mientras que nosotros representamos una de las manifestaciones emblemáticas de Riobamba: el Pase del Niño. En esta celebración, interpretamos diversos personajes, entre ellos:
Payaso: Encargado de animar el desfile y proteger al Niño.
Perro: Representa la protección tanto del Niño como de los participantes.
Curiquingue: Simboliza el ave andina del mismo nombre.
El entusiasmo del público era evidente; no solo disfrutaron del evento, sino que también participarán activamente en las dinámicas que propusimos. Esto demuestra su interés por conocer y aprender sobre otras tradiciones fuera de su ciudad. Además del intercambio cultural, nuestra presencia en Palora tenía un propósito adicional: observar y fortalecer la expresión corporal en los niños. Esta experiencia me llevó a reflexionar sobre mi futura labor docente, ya que noté que muchos estudiantes enfrentaban dificultades en este aspecto. Esto reforzó en mí la importancia de enseñar con creatividad, empatía y entusiasmo, promoviendo una educación dinámica y a raíz de esta vivencia, reafirmé mi compromiso con una enseñanza inclusiva e innovadora. Estoy convencido de que, mediante metodologías activas, podemos preparar a los estudiantes para afrontar los retos de la vida con responsabilidad y confianza.
Finalmente, considere que experiencias como ésta pueden ser valiosas para otros docentes alrededor del mundo. El conocimiento de nuestras costumbres y tradiciones enriquece la educación y fortalece el aprendizaje. Por ello, subrayo la importancia de realizar giras técnicas a otras provincias, ya que estos contribuyen significativamente.