Poder ver a, Todos los hombres del presidente no fue simplemente ver una película sobre un escándalo político, sino que fue observar un proceso investigativo en acción. Desde el inicio sentí que no estaba viendo a simples reporteros, sino a investigadores enfrentando una red de poder y silencio. El periodismo, en este caso, se convirtió en una herramienta de exploración profunda, muy parecida al proceso que seguimos al construir una investigación académica: plantear preguntas, buscar fuentes, contrastar versiones y sostener una hipótesis bajo presión.
1.¿Qué cualidades personales y profesionales de Woodward y Bernstein resultaron clave para destapar el caso Watergate, y cómo podemos replicarlas hoy en el ejercicio del periodismo de investigación?
Lo que más me llamó la atención fue su insistencia en buscar la verdad, aunque al principio nadie les diera mucha importancia. Más allá del coraje, lo que vi fue un proceso claro: tomaban notas con cuidado, verificaban cada dato y, sobre todo, no se quedaban con la primera versión. Esa forma de trabajar también la aplicamos cuando investigamos, porque no se trata solo de informar, sino de hacerlo bien. Hoy en día, repetir lo que ellos hicieron significa actuar con responsabilidad, pensar con lógica, usar bien la tecnología y, sobre todo, recordar que el periodismo tiene una función importante para la sociedad.
2. ¿Cómo influyó el contexto político de la época en la forma en que se llevó a cabo la investigación periodística del caso Watergate?
La política era parte del problema. Era una época llena de tensión, dudas y secretos. En ese ambiente, investigar al gobierno era casi como ir contra la corriente. Me hizo pensar en cómo muchas veces el momento que vivimos puede dificultar o motivar una investigación. En la película no hubo una censura directa, pero se sentía como si todo el tiempo los estuvieran vigilando. Aún hoy, en muchos países, hay presiones parecidas. El entorno político influye mucho, pero también hace que surjan periodistas e investigadores decididos a contar lo que pasa.
3. ¿Qué enseñanzas nos deja la relación entre los periodistas y sus fuentes, como “Garganta Profunda”, sobre la gestión responsable de la información confidencial?
Garganta Profunda, no era solo alguien que daba información, era alguien a quien había que cuidar. Lo que más me llamó la atención fue la confianza entre ellos. Los periodistas no publicaban todo de inmediato, pensaban bien cuándo hacerlo y cómo proteger a su fuente. Como futura comunicadora, entiendo que tratar bien a quienes nos dan información es clave. Hoy, en un mundo donde todo se puede filtrar o volver viral, saber manejar lo confidencial es más importante que nunca. No todo se debe decir de inmediato, también hay que saber guardar silencio cuando hace falta.
4. ¿Qué papel jugaron los medios de comunicación tradicionales en la construcción de la opinión pública frente al escándalo Watergate? ¿Sería diferente si ocurriera en la era digital?
El Washington Post fue como una base segura para investigar. Sin ese apoyo, tal vez no habrían podido seguir adelante. Hoy en día, con las redes sociales, una noticia puede llegar a muchas más personas, pero también se mezcla con rumores, noticias falsas y desinformación. En ese mar de mensajes, es difícil saber qué es verdad. Por eso, el trabajo del periodista y del medio serio es más importante: no solo informar, sino también ayudar a entender y confirmar lo que realmente está pasando.
5. ¿Hasta qué punto el periodismo de investigación puede convertirse en una herramienta de control democrático frente a los abusos del poder?
Desde lo que he aprendido, el periodismo no solo sirve para contar cosas: también ayuda a analizar, denunciar y hacer que los que tienen poder rindan cuentas. El caso Watergate es una prueba de eso. Gracias a esa investigación, todo un sistema tuvo que responder. En ese sentido, el periodismo se convierte en una forma de proteger la democracia. Pero eso solo funciona si el trabajo se hace con responsabilidad, con ética y pensando en el bien de todos, no en el escándalo.
1.¿Qué cualidades personales y profesionales de Woodward y Bernstein resultaron clave para destapar el caso Watergate, y cómo podemos replicarlas hoy en el ejercicio del periodismo de investigación?
Lo que más me llamó la atención fue su insistencia en buscar la verdad, aunque al principio nadie les diera mucha importancia. Más allá del coraje, lo que vi fue un proceso claro: tomaban notas con cuidado, verificaban cada dato y, sobre todo, no se quedaban con la primera versión. Esa forma de trabajar también la aplicamos cuando investigamos, porque no se trata solo de informar, sino de hacerlo bien. Hoy en día, repetir lo que ellos hicieron significa actuar con responsabilidad, pensar con lógica, usar bien la tecnología y, sobre todo, recordar que el periodismo tiene una función importante para la sociedad.
2. ¿Cómo influyó el contexto político de la época en la forma en que se llevó a cabo la investigación periodística del caso Watergate?
La política era parte del problema. Era una época llena de tensión, dudas y secretos. En ese ambiente, investigar al gobierno era casi como ir contra la corriente. Me hizo pensar en cómo muchas veces el momento que vivimos puede dificultar o motivar una investigación. En la película no hubo una censura directa, pero se sentía como si todo el tiempo los estuvieran vigilando. Aún hoy, en muchos países, hay presiones parecidas. El entorno político influye mucho, pero también hace que surjan periodistas e investigadores decididos a contar lo que pasa.
3. ¿Qué enseñanzas nos deja la relación entre los periodistas y sus fuentes, como “Garganta Profunda”, sobre la gestión responsable de la información confidencial?
Garganta Profunda, no era solo alguien que daba información, era alguien a quien había que cuidar. Lo que más me llamó la atención fue la confianza entre ellos. Los periodistas no publicaban todo de inmediato, pensaban bien cuándo hacerlo y cómo proteger a su fuente. Como futura comunicadora, entiendo que tratar bien a quienes nos dan información es clave. Hoy, en un mundo donde todo se puede filtrar o volver viral, saber manejar lo confidencial es más importante que nunca. No todo se debe decir de inmediato, también hay que saber guardar silencio cuando hace falta.
4. ¿Qué papel jugaron los medios de comunicación tradicionales en la construcción de la opinión pública frente al escándalo Watergate? ¿Sería diferente si ocurriera en la era digital?
El Washington Post fue como una base segura para investigar. Sin ese apoyo, tal vez no habrían podido seguir adelante. Hoy en día, con las redes sociales, una noticia puede llegar a muchas más personas, pero también se mezcla con rumores, noticias falsas y desinformación. En ese mar de mensajes, es difícil saber qué es verdad. Por eso, el trabajo del periodista y del medio serio es más importante: no solo informar, sino también ayudar a entender y confirmar lo que realmente está pasando.
5. ¿Hasta qué punto el periodismo de investigación puede convertirse en una herramienta de control democrático frente a los abusos del poder?
Desde lo que he aprendido, el periodismo no solo sirve para contar cosas: también ayuda a analizar, denunciar y hacer que los que tienen poder rindan cuentas. El caso Watergate es una prueba de eso. Gracias a esa investigación, todo un sistema tuvo que responder. En ese sentido, el periodismo se convierte en una forma de proteger la democracia. Pero eso solo funciona si el trabajo se hace con responsabilidad, con ética y pensando en el bien de todos, no en el escándalo.