Otro aspecto prioritario es elaborar una matriz de riesgos vinculada con los criterios de auditoría. Identificar activos clave, amenazas y vulnerabilidades—calculando nivel de riesgo (probabilidad × impacto)—guía la selección de áreas a auditar y orienta las pruebas técnicas. Un enfoque proactivo así permite dedicar más recursos a zonas críticas.
Como resultado de esta planificación, se obtienen entregables concretos:
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Plan de auditoría, que incluye alcance, objetivos, cronograma y recursos.
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Matriz de riesgos, priorizada según perfil organizacional.
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Programa de pruebas y procedimientos, que vincula riesgos con técnicas de evaluación.
Estos productos garantizan claridad, enfoque y una trazabilidad sólida entre riesgos, procedimientos y hallazgos.