Durante mi receso académico, aproveché el tiempo para disfrutar de la compañía de mis perritos, compartir momentos con mi mamá y mis hermanos, y relajarme lejos de las responsabilidades académicas. Uno de los momentos más destacados fue mi viaje a Guaranda para celebrar el carnaval. Pasé algunos días allí, disfrutando de la fiesta, la música y el ambiente festivo característico de la ciudad.
Después de la celebración, regresé a Riobamba, donde el resto del receso transcurrió sin mayores novedades. Me dediqué a descansar y desconectarme de la rutina. En general, fue un tiempo tranquilo y familiar, que me permitió recargar energías antes de retomar mis actividades académica.