Las infecciones genitales más frecuentes —como la vaginosis bacteriana, la tricomoniasis, las infecciones del tracto urinario, el VPH y patógenos emergentes como Mycoplasma genitalium— representan un reto clínico significativo por su alta prevalencia y repercusiones en la salud reproductiva. En 2025, el metronidazol sigue siendo el tratamiento principal para la vaginosis bacteriana, aunque persisten altas tasas de recurrencia, lo que ha impulsado estudios sobre tratamientos de pareja y el uso de probióticos como Lactobacillus crispatus para restaurar el microbioma vaginal-