La Anatomía Artística constituye una disciplina esencial dentro de las artes visuales, enfocada en el estudio sistemático y riguroso de la estructura morfológica del cuerpo humano con fines expresivos y representativos. Su objetivo principal radica en dotar al artista de un conocimiento profundo y fundamentado sobre la organización anatómica incluyendo el sistema óseo, muscular y la relación volumétrica entre sus componentes que permita una representación fidedigna, coherente y dinámica de la figura humana, Moreaux, (2005).
A diferencia de la anatomía médica, cuyo propósito es el diagnóstico clínico y la comprensión funcional para fines terapéuticos, la anatomía artística se orienta a la interpretación visual y estética, facilitando la comprensión de cómo las estructuras internas influyen en la forma externa y en la percepción tridimensional de la figura. Esta disciplina se basa en la capacidad del artista para analizar y sintetizar las complejas interacciones entre huesos, músculos y piel, observando sus manifestaciones volumétricas, proporcionales y gestuales, Lauricella, (2016).
Autores reconocidos en el campo, como Robert Beverly Hale referente ineludible en la enseñanza de anatomía para artistas, sostienen que el estudio anatómico no es una mera reproducción mecánica del cuerpo, sino un proceso intelectual y perceptivo que permite “aprehender la figura humana en su totalidad estructural para conferirle verosimilitud y expresividad”. De manera complementaria, Sarah Simblet, en su obra Anatomy for the Artist, enfatiza que “la anatomía artística debe integrar el conocimiento científico con la sensibilidad creativa, para transformar la observación anatómica en un recurso para la invención artística”, Samaniego, (2012).
El Cuerpo Humano: Estructura Ósea
La estructura ósea constituye el fundamento rígido y estructural del cuerpo humano, desempeñando un papel fundamental en la configuración volumétrica y proporcional de la figura. En el estudio de la anatomía artística, el conocimiento detallado del esqueleto es imprescindible, ya que define la forma básica sobre la cual se articulan los tejidos blandos y musculares, y determina las posibilidades y limitaciones del movimiento y la postura, Field, (2007).
Los huesos largos, como el fémur y el húmero, proporcionan la longitud y proporción de los miembros, mientras que los huesos planos y cortos, como las escápulas y las vértebras, configuran los planos anatómicos y puntos de inserción muscular visibles a través de la piel. La prominencia ósea en áreas como las clavículas, las apófisis espinosas de las vértebras y los maleolos del tobillo, sirve de referencia visual para la interpretación de la postura y el movimiento, Soames, (2007).
